Estilos de vida XAVI SANCHO EL PAIS SEMANAL - 23-01-2011
Si las casas son un reflejo de sus propietarios, ¿cómo son las de quienes las proyectan o se dedican a venderlas? Seis profesionales opinan sobre el sector inmobiliario y sus gustos a la hora de decorar.
Cuando David Scheffer vio por primera vez la casa que hoy habita junto a su mujer quedó prendado. Al final de un pasaje recóndito se elevaba un palacete construido en la década de 1930. Antigua residencia de fin de semana de la burguesía catalana, de cuando cruzar el Tibidabo hasta La Floresta –donde se levanta la construcción– era hacer turismo, este edificio llevaba años en venta. En el momento en que el propietario le cantó el precio, David supo que esa casa sería suya por mucho menos. Finalmente logró bajar un 30% el coste de la transacción. Es lo que tiene hacer negocios inmobiliarios con el director del diario Expansión y socio de la inmobiliaria Engel & Völkers. "Siempre enseñamos a nuestros franquiciados cómo tasar una casa. Así es como negocié con el propietario, demostrándole que el precio que pedía no se ajustaba al mercado. Si estás vendiendo una propiedad, debes bajar el precio. Si en tres años no te has desprendido de la casa, debes replantearte lo que pides por ella". O si no, llegará un alemán para hacerlo por ti. "Bueno, desde los años ochenta nadie vivía aquí. La casa estaba hecha polvo. Al final, tuvo que llegar un alemán para comprarla, sí", comenta Scheffer. Engel & Völkers es una agencia que vende propiedades con precio de mercado de entre 2 y 10 millones de euros, aunque también es posible hallar entre su oferta apartamentos a precios más humanos. La compañía, sobre todo tras el descalabro de Lehman Brothers, ha sentido la crisis, aunque tal vez menos que otras empresas del ramo. La idea del lujo a prueba de crisis se refuerza con ciertas peculiaridades que colocan a la firma en una situación particular. "La mitad de nuestros clientes son extranjeros y negociamos muchas compras de segunda residencia. Fuera de España es bastante menos complicado encontrar financiación. Aquí hay un enorme mercado de segunda residencia. Estas propiedades se venden cada seis o siete años, algo que otorga bastante dinámica al mercado, disparando el volumen de negocio de la compra venta a niveles incluso superiores a los que se alcanzan en Alemania, que tiene el doble de habitantes que España."
"Ahora que he redescubierto la siesta y lo genial de comer en casa, no pienso volver a alejar mi hogar de mi lugar de trabajo". Lukas Huber es un suizo diseñador industrial que ha trabajado creando utensilios de cocina para elBulli. En la actualidad conduce Lékué junto a otros socios. Poseen un laboratorio de ideas en el Born, a dos esquinas de su casa. Cada mediodía entra en su cocina y utiliza alguna de sus creaciones para prepararse rápidamente la comida y poder desmayarse acto seguido sobre el sofá.
Para que la casa funcione es imprescindible que esté en un barrio estructurado. Si eso no existe, como sucede en muchas de las nuevas urbanizaciones, se pierde un elemento vital que es el de la conexión del hogar con el entorno humano", comenta Toño Foraster, quien, junto a su esposa, Victoria Garriga, conduce el estudio de arquitectura AV62, con sede en la calle Diputació, en plena derecha del Eixample y a escasos 50 metros del piso que la familia adquirió hace 15 años. "Yo no sé cómo nos han vendido semejante moto en un país donde teníamos una tradición de construcción urbana como la nuestra", apunta Victoria con respecto a la expansión del concepto urbanización en nuestro país. "Ese tipo de vida, desde nuestro punto de vista, es seguro de infelicidad. La casa se convierte en una cárcel y el espacio urbano se torna ajeno. Siento que vivir con estas promociones incluso puede afectar al carácter del país". Al principio, el piso de Toño y Victoria debía ser hogar y estudio. Se acometieron reformas a través de las cuales se aumentaba el volumen de los espacios comunes, mientras se reducían los individuales a la mínima expresión. A medida que los niños han ido creciendo (tienen tres, la mayor de 13 años), la idea ha ido quebrando por sus propios límites. Victoria incide sobre la adaptación de las ambiciones a las realidades y la influencia del devenir profesional en la definición del espacio y de las expectativas sobre este que se poseen. "En un primer momento teníamos la ambición de llegar a un proyecto permanente, de alcanzar el espacio perfecto y para siempre. Ahora hemos pasado de la casa raíz a la casa barco, en la que damos solo las pautas para navegar por un futuro que es incierto y abierto".
El diseñador e interiorista Francesc Pons sabe que hay gente que visita su piso esperando un espacio impecable y de diseño, como los que ha diseñado para el restaurante Noti o las bocadillerías Sandwich and Friends. Si el hogar es el espejo del alma y, como la indumentaria, sirve para dar abrigo y significación, Pons aparece como un enamorado de la memoria de los objetos. En la actualidad se halla definiendo su nuevo espacio, que ocupa una parte de un antiguo palacete. "Mis pisos siempre han reflejado el momento profesional en el que estoy, ya que están llenos de muebles y materiales prototipo de otras obras. Siempre quedan un poco caóticas, pero es que no puedo prescindir de ninguna pieza de ninguna época". Si el mobiliario de Pons refleja su gusto y en él se halla una especie de puzle desordenado sobre sus filias estéticas, la cocina de Huber es una suerte de segundo laboratorio de ideas. Mientras al estudio de Lékué llegan una docena de chefs británicos con más de 25 estrellas Michelin a realizar un taller sobre utensilios de cocina, en la casa del diseñador sus creaciones cobran vida gracias al uso que se hace de ellas. "A ver, no es que yo no pudiera vivir en ninguna de las casa que construyo, pero es que soy muy urbanita y mis promociones son casas unifamiliares". Llorenç Fontan no es un promotor como los demás. No pide créditos, ninguna de las casa unifamiliares que construye es igual a las otras, no tiene teléfono móvil, pasa más tiempo en la obra que en la oficina o el restaurante y, aunque dice que cada construcción suya es su idea de ideal de casa, no vive en ninguna de ellas, sino en un tríplex en la izquierda del Eixample barcelonés. "Mi piso no es perfecto, pero me siento muy a gusto en él", comenta el promotor. Para Victoria Garriga, "la casa es el espacio de la vida y debe tener siempre flecos. Es como una persona: no todo te gusta y jamás llegará a la perfección, pero eso es parte de su encanto. Los modelos cerrados son modelos de muerte".
Si las casas son un reflejo de sus propietarios, ¿cómo son las de quienes las proyectan o se dedican a venderlas? Seis profesionales opinan sobre el sector inmobiliario y sus gustos a la hora de decorar.
Cuando David Scheffer vio por primera vez la casa que hoy habita junto a su mujer quedó prendado. Al final de un pasaje recóndito se elevaba un palacete construido en la década de 1930. Antigua residencia de fin de semana de la burguesía catalana, de cuando cruzar el Tibidabo hasta La Floresta –donde se levanta la construcción– era hacer turismo, este edificio llevaba años en venta. En el momento en que el propietario le cantó el precio, David supo que esa casa sería suya por mucho menos. Finalmente logró bajar un 30% el coste de la transacción. Es lo que tiene hacer negocios inmobiliarios con el director del diario Expansión y socio de la inmobiliaria Engel & Völkers. "Siempre enseñamos a nuestros franquiciados cómo tasar una casa. Así es como negocié con el propietario, demostrándole que el precio que pedía no se ajustaba al mercado. Si estás vendiendo una propiedad, debes bajar el precio. Si en tres años no te has desprendido de la casa, debes replantearte lo que pides por ella". O si no, llegará un alemán para hacerlo por ti. "Bueno, desde los años ochenta nadie vivía aquí. La casa estaba hecha polvo. Al final, tuvo que llegar un alemán para comprarla, sí", comenta Scheffer. Engel & Völkers es una agencia que vende propiedades con precio de mercado de entre 2 y 10 millones de euros, aunque también es posible hallar entre su oferta apartamentos a precios más humanos. La compañía, sobre todo tras el descalabro de Lehman Brothers, ha sentido la crisis, aunque tal vez menos que otras empresas del ramo. La idea del lujo a prueba de crisis se refuerza con ciertas peculiaridades que colocan a la firma en una situación particular. "La mitad de nuestros clientes son extranjeros y negociamos muchas compras de segunda residencia. Fuera de España es bastante menos complicado encontrar financiación. Aquí hay un enorme mercado de segunda residencia. Estas propiedades se venden cada seis o siete años, algo que otorga bastante dinámica al mercado, disparando el volumen de negocio de la compra venta a niveles incluso superiores a los que se alcanzan en Alemania, que tiene el doble de habitantes que España."
"Ahora que he redescubierto la siesta y lo genial de comer en casa, no pienso volver a alejar mi hogar de mi lugar de trabajo". Lukas Huber es un suizo diseñador industrial que ha trabajado creando utensilios de cocina para elBulli. En la actualidad conduce Lékué junto a otros socios. Poseen un laboratorio de ideas en el Born, a dos esquinas de su casa. Cada mediodía entra en su cocina y utiliza alguna de sus creaciones para prepararse rápidamente la comida y poder desmayarse acto seguido sobre el sofá.
Para que la casa funcione es imprescindible que esté en un barrio estructurado. Si eso no existe, como sucede en muchas de las nuevas urbanizaciones, se pierde un elemento vital que es el de la conexión del hogar con el entorno humano", comenta Toño Foraster, quien, junto a su esposa, Victoria Garriga, conduce el estudio de arquitectura AV62, con sede en la calle Diputació, en plena derecha del Eixample y a escasos 50 metros del piso que la familia adquirió hace 15 años. "Yo no sé cómo nos han vendido semejante moto en un país donde teníamos una tradición de construcción urbana como la nuestra", apunta Victoria con respecto a la expansión del concepto urbanización en nuestro país. "Ese tipo de vida, desde nuestro punto de vista, es seguro de infelicidad. La casa se convierte en una cárcel y el espacio urbano se torna ajeno. Siento que vivir con estas promociones incluso puede afectar al carácter del país". Al principio, el piso de Toño y Victoria debía ser hogar y estudio. Se acometieron reformas a través de las cuales se aumentaba el volumen de los espacios comunes, mientras se reducían los individuales a la mínima expresión. A medida que los niños han ido creciendo (tienen tres, la mayor de 13 años), la idea ha ido quebrando por sus propios límites. Victoria incide sobre la adaptación de las ambiciones a las realidades y la influencia del devenir profesional en la definición del espacio y de las expectativas sobre este que se poseen. "En un primer momento teníamos la ambición de llegar a un proyecto permanente, de alcanzar el espacio perfecto y para siempre. Ahora hemos pasado de la casa raíz a la casa barco, en la que damos solo las pautas para navegar por un futuro que es incierto y abierto".
El diseñador e interiorista Francesc Pons sabe que hay gente que visita su piso esperando un espacio impecable y de diseño, como los que ha diseñado para el restaurante Noti o las bocadillerías Sandwich and Friends. Si el hogar es el espejo del alma y, como la indumentaria, sirve para dar abrigo y significación, Pons aparece como un enamorado de la memoria de los objetos. En la actualidad se halla definiendo su nuevo espacio, que ocupa una parte de un antiguo palacete. "Mis pisos siempre han reflejado el momento profesional en el que estoy, ya que están llenos de muebles y materiales prototipo de otras obras. Siempre quedan un poco caóticas, pero es que no puedo prescindir de ninguna pieza de ninguna época". Si el mobiliario de Pons refleja su gusto y en él se halla una especie de puzle desordenado sobre sus filias estéticas, la cocina de Huber es una suerte de segundo laboratorio de ideas. Mientras al estudio de Lékué llegan una docena de chefs británicos con más de 25 estrellas Michelin a realizar un taller sobre utensilios de cocina, en la casa del diseñador sus creaciones cobran vida gracias al uso que se hace de ellas. "A ver, no es que yo no pudiera vivir en ninguna de las casa que construyo, pero es que soy muy urbanita y mis promociones son casas unifamiliares". Llorenç Fontan no es un promotor como los demás. No pide créditos, ninguna de las casa unifamiliares que construye es igual a las otras, no tiene teléfono móvil, pasa más tiempo en la obra que en la oficina o el restaurante y, aunque dice que cada construcción suya es su idea de ideal de casa, no vive en ninguna de ellas, sino en un tríplex en la izquierda del Eixample barcelonés. "Mi piso no es perfecto, pero me siento muy a gusto en él", comenta el promotor. Para Victoria Garriga, "la casa es el espacio de la vida y debe tener siempre flecos. Es como una persona: no todo te gusta y jamás llegará a la perfección, pero eso es parte de su encanto. Los modelos cerrados son modelos de muerte".