La 'casa pasiva' ahorra sin esfuerzo. Los hogares deben armonizarse con el clima - De eficiencia a autosuficiencia. CRISTINA CASTRO. EL PAÍS - Sociedad - 14-05-2009
Imaginen vivir en una casa donde la temperatura natural es de confort casi todo el año; donde es posible tomar una ducha sin necesidad de gastar una gota de energía el 80% del tiempo. Estas casas existen, y en un período no muy lejano se pretende que sea la norma. La Unión Europea prepara una directiva que propone que la energía de los edificios públicos sea neutra en 2015 y en todos los edificios cinco años después. Se trata de acercar los edificios todo lo posible a las llamadas construcciones pasivas: edificadas aprovechando el clima para optimizar la ventilación, con paneles y captadores solares que aprovechen el calor del sol para generar energía y calentar el aire y el agua.
Rosario Heras, coordinadora del área de eficiencia energética del CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), trabaja en esta área desde 1986. "Cuando empecé me decían que estaba loca". Aunque de eso hace más de veinte años, ha sido en los últimos dos o tres años cuando se ha puesto "de moda", dicen los expertos. Ahora, para que pueda producirse un cambio de hecho, se están introduciendo normativas: en 2006 entró en vigor el Código Técnico de Edificación (CTE); obliga a construir según unos principios de sostenibilidad. La Ley de Eficiencia Energética que prepara el Gobierno (actualmente en borrador) introducirá también nuevas exigencias para reducir el consumo indiscriminado de energía.
De momento, en España no hay un registro de casas bioclimáticas o pasivas, y las estimaciones son muy dispares. Margarita de Luxán, arquitecto especializada en bioclimática, ha realizado 515 viviendas de esta clase y tiene en proyecto otras 73. Luxán afirma que ya en los setenta había algunas casas pasivas, y en 2000, cuando se realizó la Primera Exposición de Arquitectura Medioambiental: Bioclimática, Ecológica y Sostenible, se seleccionaron, entre multitud de proyectos, 50 que sumaban más de 400 construidas y 6.000 proyectadas.
Según Luxán, la especificidad de cada caso impide que se pueda hablar de "casa bioclimática" como término universal. "En cada opción concreta es necesario estudiar el clima de la zona, las condiciones geográficas y las culturas del habitar para que sean éstas las que orienten las soluciones". Según el catedrático de Composición Arquitectónica de la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla, Jaime López de Asiain, la vivienda debe estar orientada al Sur, con el mayor número de ventanas en esta dirección; debe haber un perfecto aislamiento; ventilación cruzada, para facilitar corrientes de aire; y la cubierta debe estar protegida, ya que es la zona que mayor radiación recibe. Una de las novedades del CTE es la obligatoriedad de los captadores solares, que producen agua caliente sin gasto de energía: "Son cajas negras", explica Heras, "que absorben los rayos solares por arriba y calientan el agua que fluye por dentro".
Aun con condiciones climáticas diversas, el ahorro de una construcción bioclimática está en torno al 60% respecto de una convencional. Siempre que se use correctamente: "En invierno hay que abrir las ventanas 10 minutos, no es necesario más para ventilar, y subir todas las persianas. En verano, bajarlas por el día y abrir las ventanas orientadas al Norte para generar corriente", dice Heras; "estas recomendaciones son obvias, de la abuela; pero actuar de forma incorrecta es tanto como comprar un bidón de gasolina y tirarlo por la ventana".
España, avanzadilla de las energías renovables, está a la cola en arquitectura bioclimática. "Somos deficitarios, aún no llegamos al millón de metros cuadrados. En Suecia, con cantidades mínimas de sol al año, tienen más captadores que aquí", asegura Heras. Que estemos por detrás tiene una explicación, según la coordinadora del CIEMAT: el clima. En Alemania o los países nórdicos, donde existen más avances, la temperatura exterior es rara vez superior a la de confort. Por tanto, sólo es necesario preocuparse por calentar las casas. Sin embargo, en España o los países mediterráneos es necesaria además una labor de refrigeración. "En una conferencia en 1989 se dijo que el 70% de las construcciones al sur tenían problemas de sobrecalentamiento, por aplicar soluciones adecuadas sólo para el frío e ineficaces para el calor", dice Luxán, "aunque ahora ya se ha avanzado bastante en refrigeración pasiva".
Heras es optimista respecto al futuro. "Las familias no son conscientes de la energía que gastan. Hay que concienciar de que lo que menos consume es no gastar, y que es posible ahorrar de forma sencilla y sin perjuicios para la calidad de vida".
La reinvención del ladrillo llega tarde
Imaginen vivir en una casa donde la temperatura natural es de confort casi todo el año; donde es posible tomar una ducha sin necesidad de gastar una gota de energía el 80% del tiempo. Estas casas existen, y en un período no muy lejano se pretende que sea la norma. La Unión Europea prepara una directiva que propone que la energía de los edificios públicos sea neutra en 2015 y en todos los edificios cinco años después. Se trata de acercar los edificios todo lo posible a las llamadas construcciones pasivas: edificadas aprovechando el clima para optimizar la ventilación, con paneles y captadores solares que aprovechen el calor del sol para generar energía y calentar el aire y el agua.
Rosario Heras, coordinadora del área de eficiencia energética del CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), trabaja en esta área desde 1986. "Cuando empecé me decían que estaba loca". Aunque de eso hace más de veinte años, ha sido en los últimos dos o tres años cuando se ha puesto "de moda", dicen los expertos. Ahora, para que pueda producirse un cambio de hecho, se están introduciendo normativas: en 2006 entró en vigor el Código Técnico de Edificación (CTE); obliga a construir según unos principios de sostenibilidad. La Ley de Eficiencia Energética que prepara el Gobierno (actualmente en borrador) introducirá también nuevas exigencias para reducir el consumo indiscriminado de energía.
De momento, en España no hay un registro de casas bioclimáticas o pasivas, y las estimaciones son muy dispares. Margarita de Luxán, arquitecto especializada en bioclimática, ha realizado 515 viviendas de esta clase y tiene en proyecto otras 73. Luxán afirma que ya en los setenta había algunas casas pasivas, y en 2000, cuando se realizó la Primera Exposición de Arquitectura Medioambiental: Bioclimática, Ecológica y Sostenible, se seleccionaron, entre multitud de proyectos, 50 que sumaban más de 400 construidas y 6.000 proyectadas.
Según Luxán, la especificidad de cada caso impide que se pueda hablar de "casa bioclimática" como término universal. "En cada opción concreta es necesario estudiar el clima de la zona, las condiciones geográficas y las culturas del habitar para que sean éstas las que orienten las soluciones". Según el catedrático de Composición Arquitectónica de la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla, Jaime López de Asiain, la vivienda debe estar orientada al Sur, con el mayor número de ventanas en esta dirección; debe haber un perfecto aislamiento; ventilación cruzada, para facilitar corrientes de aire; y la cubierta debe estar protegida, ya que es la zona que mayor radiación recibe. Una de las novedades del CTE es la obligatoriedad de los captadores solares, que producen agua caliente sin gasto de energía: "Son cajas negras", explica Heras, "que absorben los rayos solares por arriba y calientan el agua que fluye por dentro".
Aun con condiciones climáticas diversas, el ahorro de una construcción bioclimática está en torno al 60% respecto de una convencional. Siempre que se use correctamente: "En invierno hay que abrir las ventanas 10 minutos, no es necesario más para ventilar, y subir todas las persianas. En verano, bajarlas por el día y abrir las ventanas orientadas al Norte para generar corriente", dice Heras; "estas recomendaciones son obvias, de la abuela; pero actuar de forma incorrecta es tanto como comprar un bidón de gasolina y tirarlo por la ventana".
España, avanzadilla de las energías renovables, está a la cola en arquitectura bioclimática. "Somos deficitarios, aún no llegamos al millón de metros cuadrados. En Suecia, con cantidades mínimas de sol al año, tienen más captadores que aquí", asegura Heras. Que estemos por detrás tiene una explicación, según la coordinadora del CIEMAT: el clima. En Alemania o los países nórdicos, donde existen más avances, la temperatura exterior es rara vez superior a la de confort. Por tanto, sólo es necesario preocuparse por calentar las casas. Sin embargo, en España o los países mediterráneos es necesaria además una labor de refrigeración. "En una conferencia en 1989 se dijo que el 70% de las construcciones al sur tenían problemas de sobrecalentamiento, por aplicar soluciones adecuadas sólo para el frío e ineficaces para el calor", dice Luxán, "aunque ahora ya se ha avanzado bastante en refrigeración pasiva".
Heras es optimista respecto al futuro. "Las familias no son conscientes de la energía que gastan. Hay que concienciar de que lo que menos consume es no gastar, y que es posible ahorrar de forma sencilla y sin perjuicios para la calidad de vida".
La reinvención del ladrillo llega tarde